Se define
a sí misma como un subgénero (podría decirse) dentro del cine de Terror, una
película de culto que trata de combinar una comedia enfermiza llena de
connotaciones salvajes y esquizofrénicas. Tusk retoma desde un enfoque inverso el
tema que H.G. Wells adoptó en su libro La
Isla del doctor Moreau. Para aquellos que sea desconocida esta obra literaria,
trata el darwinismo, posicionando al hombre como el nuevo “Dios” en el proceso
evolutivo de animal a ser humano. Dejando esto un poco apartado, conviene poner
en antecedentes al espectador antes de continuar:
Wallace
Bryton (Justin Long) trabaja como podcast* junto con su amigo Teddy (Haley Joel
Osment) en la radio online de la web NotSeeParty.com. Realmente se dedican más
a la ridiculización que a tratar temas de actualidad importantes, pero sobre
todo busca historias extrañas que contar. En una de sus “cacerías” viaja a
Canadá para entrevistar a un joven que, accidentalmente, se cortó a si mismo
una de sus piernas con una catana mientras rodaba un video para su canal de You
Tube. Lamentablemente la historia se le queda colgada pero, por capricho del
destino, se topa en el baño de un bar con una nota de Sr. Howard, un hombre con
una vida un tanto singular. Superviviente, gracias a una morsa, del hundimiento
del barco donde trabajaba, provocará un cambio radical en la vida de Wallace, extrayendo
a la superficie su lado más animal.
Se
trata de una de esas obras que no estamos muy acostumbrados a ver, de singular
rareza pero con más consistencia que Ovejas
asesinas. Quizás se haya excedido el catalogarla dentro del género de
terror, sería más adecuado la ciencia ficción combinada con la comedia
esquizofrénica. Desde el principio se percibe un enfoque surrealista, de la
mano de Justin Long. La forma que tiene de afrontar y tratar la situación en la
que se ve atrapado, denota esa falta de sentido común. Llegas a una casa
apartada de la sociedad y la mano de Dios, donde reside únicamente un anciano
postrado en una silla de ruedas que sobrevive sin ningún tipo de ayuda. Sufres
un desvanecimiento y al despertar te encuentras en la misma situación que tu anfitrión
¿Cómo has llegado hasta tal punto? Pero lo mejor viene en el momento que al
tratar de contactar con “el exterior”, te da ciento y una excusas de porqué no
se te permite hacerlo. Esta claro que algo falla. Wallace es un completo e
incompetente idiota, cosa que queda más que reflejada.
Por
otro lado y para darle más vida a la historia, tienden a grabar falsos monólogos.
En una conversación, por ejemplo, únicamente habla una de las dos personas, a
las que se graba como si de una confesión ante la policía se tratase, dejando
en la sombra al receptor del mensaje. Si, nos encontramos ante un film bastante
peculiar. Lo mejor de todo es la participación de Johnny Depp, porque sale en
pantalla y debo decir a mi pesar que no le reconocí. ¿Quién se podía imaginar
que se iba a embarcar en un proyecto así? Aunque en el fondo y sabiendo como
es, era de esperar. Pero el mejor de todos sin duda es Michael Parks en su
papel de Howard Howe, defendiendo una “tercera edad” dura de roer y con algún
que otro as guardado bajo la manga. Antes de que se me olvide, ya sabemos ahora
que fue del niño de El sexto sentido.
Son
casi dos horas de metraje, da para tanto y aunque no lo creáis se pasa el
tiempo volando, incluso se hace corta. Esto se debe a lo bien hecho que esta el
montaje de las escenas, ya que mientras se desarrolla la trama principal, te
introducen clips y flashbacks para que conozcas al resto de los personajes al
mismo tiempo que te ponen en antecedentes. Es simple y sencilla e incluso, llegando
todavía más lejos, se podría afirmar que es una crítica al trabajo que estaba
realizando Wallace: te acabas convirtiendo en aquello de lo que haces burla,
una monstruosidad. Finalizando
ya, no creo que sea apta para pagar por ella, en caso de verla en el cine, esperaría
al día del espectador o la vería con descuento. Acaba siendo un producto al fin
y al cabo que te llena de contradicciones pero, afirmar que no hay que pagar
por verla… sinceramente yo no lo haría.
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