Decir
que forma parte del género de terror es encasillarla erróneamente, el tráiler hace
caer en una conclusión fallida de lo que tiene que ofrecer la película. Por lo
tanto lo correcto sería definirla como
un thriller psicológico que te mantiene en suspense. Curiosamente la historia de esta producción
es similar a la de Mamá. La idea se plasmó inicialmente en un cortometraje titulado
Monster (2005) de una duración de casi 11 minutos. La brillante mente que se
esconde detrás es la de Jennifer Kent, quien ha entrado por la puerta grande
con este primer proyecto que ha dado mucho que hablar.
Premiada
a Mejor Ópera Prima por el Círculo de Críticos de Nueva York, Premio del Jurado
y a la Mejor Actriz en el Festival de Sitges donde fue toda una revelación. Dos
nominaciones a los Critics Choice Awards así como la nominación a Mejor
Director Novel por la Asociación de Críticos de Chicago.
Continuando
con el cortometraje, en primera instancia se nos presenta a dos personajes, una
madre soltera que vive junto a su hijo, Samuel. El pequeño ha desarrollado un
papel de superhéroe, un caballero andante que tiene como misión dar muerte al
monstruo que les esta acosando. La progenitora por su parte sostiene la idea de
que su pequeño vive en una fantasía constante, pero todo cambia cuando también
ella comienza a ver al ente que les atormenta.
Casi
diez años después, la gran pantalla muestra la versión extendida de esta
dramática historia. Un accidente de coche camino del hospital para dar a luz,
deja viuda a Amelia (Essie Davis). Seis años han pasado desde aquel fatídico
día en el que nació su hijo Samuel, a quien cría sola lo mejor que puede. Una
mujer llena de traumas que no consigue superar, sus hombros cargan con
demasiado peso. El pequeño vive atemorizado por una presencia que se le aparece
en sueños, un monstruo que le acosa y amenaza constantemente con matarlos.
Todas
las noches antes de dormir, Amelia lee a Samuel el cuento que el pequeño elige.
De no se sabe donde aparece un extraño libro titulado Babadook, que narra una historia
terrible e inquietante sin terminar de escribir. Desde ese momento el niño
llega a la conclusión de que es Babadook el monstruo que les atormenta. Su
obsesión es tan grande que le lleva a construir armas de autodefensa, a
volverse violento e incluso a sufrir ataques de ansiedad. Amelia desesperada
decide medicar a Samuel para que consiga dormir pero entonces parece que ella
es la que comienza a ver al monstruo que atormentaba las pesadillas del niño.
Analizándola
detenidamente, hay escenas que nos evocaran películas de terror anteriores,
fuentes de las que ha bebido, pero no dejan de ser influencias e ingredientes
que conforman las películas de terror, thriller y suspense. Situada entre los
años 70 y 80 con una ambientación muy lograda. Hay un claro predominio del
color gris que representa a la perfección lo que Kent trata de provocar en el
espectador. Se aspiran sentimientos negativos, cierta incomodidad que al mismo
tiempo muestra ese autoaislamiento del mundo que llevan a cabo madre e
hijo. Una fina línea que separa a la
película de ese cine en blanco y negro inicial que influencia al cortometraje
pero que más se asemeja a la estética buscada. Se podría decir incluso que
tiene cierta influencia Timbburtiana.
Essie
Davis sabe llevar su interpretación, de menos a más hasta conseguir que te
plantees cual es el verdadero mensaje que se envía. Claramente deja ver que no
ha superado la muerte de su marido, y que a pesar de querer a su pequeño, tiene
fuertes traumas que no la dejan llevar una vida normal. A todo esto hay que
sumarle que la poca familia que le queda se desentiende de ella. De ese
aislamiento social se culpabiliza a Samuel, con una personalidad y
comportamientos muy difíciles de lidiar. Pero a pesar de todo, ¿quién no es
capaz de encariñarse con el niño?
La
personificación de Babadook recuerda enormemente a aquel Nosferatu del cine mudo,
incluso a un Edward manostijera o Barnabas Collins (Sombras tenebrosas).
En
cuanto a la trama y como se desarrollan los hechos, tiene una doble connotación
que te descoloca totalmente. Por un lado esta la idea de que la propia madre es
el monstruo que les atormenta, los traumas que sufre le llevan a desarrollar
una doble personalidad más que dañina. De ahí la idea de que Babadook
representa al monstruo que todos llevamos dentro. Samuel que percibe el extraño
comportamiento de su madre, trataría de protegerla de si misma en un intento de
que consiga superar todos los problemas que guarda en su interior. Finalmente
el desenlace mostraría una aceptación de la situación que viven así como el
inicio de la superación de aquello con lo que asumen que tendrán que continuar
lidiando pero desde otra perspectiva.
La
segunda opción es la más sencilla, realmente existe Babadook y Amelia comienza
a verlo en el momento en el que la posibilidad de su existencia ya no es tan
descabellada, para ver hay que creer. Cómo bien dice el libro que relata la
historia del monstruo, una vez que le dejas entrar ya no puedes deshacerte de
él, por lo tanto, una vez asumido el problema hay que convivir con él.
Es lo
que suele pasar con películas de este calibre, dan que pensar y hacen que te
estrujes la cabeza tratando de encontrarle su sentido correcto, el cual en
muchas ocasiones suele ser el más simple.
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