La fiebre por las “cruzadas bélicas” de la Segunda
Guerra Mundial se ha apoderado del cine en este mes de Enero. Una buena forma
de empezar el 2015. Parece que tras Malditos
Bastardos a Brad Pitt le picó, pero bien, el gusanillo y ha vuelto a
repetir hazaña en Corazones de acero
(Fury) aunque si comparamos su
personaje de Teniente Aldo Raine con el del Sargento Don Collier, su última interpretación
es bastante estática. Alcanza un nivel medio de clímax y lo mantiene hasta el
final, un papel algo frío que le hace alejarse del espectador. Aunque probablemente
es lo que querían conseguir, el reflejo de un hombre vencido moral y psicológicamente
por la guerra. Pero tengo que desvelar algo, a la frase de “los ideales son
pacíficos, la historia es violenta” es un As en la manga del propio Pitt. ¿Tiene
que demostrarnos algo más?
El conflicto nos ha llevado a la Alemania nazi de la
Segunda Guerra Mundial, donde están combatiendo los aliados. Desde el principio
nos presentan a un grupo de cinco soldados de los cuales uno ha caído
combatiendo. Forman parte de la 2ª División Armada del ejército de los Estados
Unidos y luchan desde un Tanque Sherman M4A3E8. Tras regresar a la base se les
agencia al nuevo miembro, el soldado Norman Ellison (Logan Lerman) un joven inexperto y mecanógrafo que ha acabado allí
por error. El Sargento Don Collier (Brad Pitt) se hace cargo de él, adoptando
una figura un tanto paternalista más que de maestro. El grupo, que es bastante
diverso, lo terminan de componer Boyd Swan (Shia LaBeouf) un Cabo Técnico de
Quinto Grado apodado “Biblia” y por lo tanto el más religioso de todos. El Cabo
Trini Garcia (Michael Peña) apodado “Gordo” y finalmente Grady Travis (Jon
Bernthal) Soldado de Primera Clase.
Son un grupo de supervivientes, que siempre salen
con vida. La siguiente misión que tienen que llevar a cabo es situarse junto
con otros cinco tanques en un cruce. Por dicho camino pasaran tropas del
ejército nazi, a las cuales deben cortar el paso y, claro esta, matar a tantos
como puedan. Lamentablemente durante el traslado de la base a dicho punto de
acción van cayendo los tanques hasta quedar únicamente el Fury. Cinco soldado frente a trescientos enemigos, sin duda como
dicen: “El mejor trabajo que he tenido”.
La idea de unos protagonistas tan antagonistas unos
de otros no es nueva. Suele ser lo que mejor funciona a la hora de que el
espectador pueda sentir empatía y dejar que la historia le atrape. El que
destaca es Shia LaBeouf, ofrece una actuación que a mi modo de ver es
brillante. Olvidaos de su interpretación en Transformers
porque este chico lo vale, sabe estar a la altura de lo que se le pide. Por
otro lado, una pena que a Michael Peña le limiten a un personaje “cómico”, le
hace destacar menos pero no queda en un segundo lugar. Los cinco funcionan bien
juntos en la pantalla, esperemos volverlos a ver trabajando juntos.
El ambiente bélico es extraordinario, la luz, el
tono, el color,… todos los elementos están seleccionados al milímetro. A pesar
de ser una película más en la que Estados Unidos se muestra así mismo como el héroe de la historia, se han
molestado en mostrar la miseria que sufría la población civil alemana.
La trama esta bastante bien planteada, la acción y
el drama son los géneros cinematográficos que destacan como base, acompañados
de brochazos cómicos bien repartidos. A pesar de todo le falta algo, tiene un
gran fallo y es que no consigue emocionar. Hacer que los personajes sean
lejanos al espectador hace que se complique lo de conmover. Cuando una película
consigue que alguien llore o que en su interior se remueva algo, eso es lo que
la hace realmente buena. Conseguir llegar a una persona fría, y esta no lo
hace.
No haber visto muchas películas sobre las Guerras
Mundiales hace que me limite bastante a la hora de hacer comparaciones. Hay
muchas dentro del género que son muy buenas y conseguir estar a la altura es difícil
y sino un ejemplo Salvar al soldado Ryan.
Además hay que tener en cuenta que en cartelera están también Invenible (Angelina Jolie) y The Imitation Game (protagonizada por
Benedict Cumberbatch y Keira Knightley) hay una buena competencia en la
cartelera. No lo esta haciendo mal cuando ya ha recaudado cerca de 200 millones
de dólares, recuperando con creces la inversión de 68 millones que costó su
producción.
Para más información sobre como fue el rodaje, aquí
tenéis un enlace.
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