The Interview


La idea de que dos periodistas fuesen enviados por la CIA a matar al líder supremo de una nación, concretamente a Kim Jong-un máximo mandatario de la República Popular Democrática de Corea del Norte, causo todo un revuelo. Principalmente porque Corea demandaba que esta película era una declaración de guerra por parte de Estados Unidos, los acusaban de promover el asesinato del jefe del estado. Todo esto no ha servido para otra cosa que para darle más bombo y platillo a una película un tanto pésima. Vayamos por partes, es cierto que no ofrecen la mejor cara del dictador ni, obviamente, la situación del país y con esto último no han sido nada gráficos pero ¿Acaso podían hacer otra cosa? Tengamos en cuenta que en Corea se llevan a cabo ejecuciones públicas.
En lo referente a los dos “periodistas”, la historia parte de que Dave Skylark (James Franco) es el presentador de un programa de éxito estadounidense. Cuando descubre que uno de sus seguidores es ni más ni menos que el Jefe de Estado de Corea, Kim Jong-un, se le ocurre la brillante idea de entrevistarle. Conseguir lo imposible a primera vista, de eso se trata. Aaron Rapoport (Seth Rogen) tras mover unos hilos consigue que se acepte la propuesta de una entrevista en exclusiva, pero con una condición, las preguntas serán pactadas, y no sólo eso, el equipo personal de Kim será quien las redacte.

Puede parecer todo muy normal salvo porque los dos “periodistas” son una pareja de incompetentes. Son como una especie de Channing Tatum y Jonah Hill en Infiltrados en clase, sólo que si cabe todavía la arman más gamberra. Hay una gran cantidad de alusiones a El Señor de los anillos constantemente, de hecho, parodian una de las escenas más famosas, si se puede decir así. Por cierto, si alguien esperaba ver a Katy Perry, lamentablemente debo desilusionaros, no aparece ni su foto, para ser exactos. Por lo demás y como de costumbre, se refugian nuevamente en la comedia gamberra: fiestas desmadradas donde no falta el consumo de drogas, sexo, irónicas mutilaciones, escenas sin sentido… con algún que otra lindeza digna. Un buen ejemplo es la canción que canta una niña coreana, no tiene desperdicio. Hay peores productos que llegan a proyectarse en la gran pantalla y que tras pagar por verlos te llevas una enorme decepción, esta ves venir de lejos lo que te va a ofrecer. 


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