No hay
nada que mejor funcione en la comedia americana que una pareja masculina de
amigos como protagonistas, y si los dos son unos completos fracasados promete
ser “desternillante”. Actos gamberros que sobre pasan la línea de los límites
establecidos, esta vez retomando el tema de la usurpación de identidad. Haré
encantada las presentaciones. Justin Miller, treinta años, diseñador de
videojuegos, poco seguro de sí mismo, alguien que no sabe hacer valer sus
ideas. Ryan O’Maley también treinta años, ex jugador de rugbi lesionado sin
trabajo definido que ha estado viviendo los últimos dos años gracias a un
anuncio que rodó sobre pomada para Herpes. Una noche de tantas otras son
invitados a una fiesta de máscaras, parece que el concepto no queda totalmente
claro para Ryan, por lo que acuden disfrazados de policías. Los dos asumen su
derrota y deciden abandonar la ciudad de Los Ángeles y tratar de empezar de
cero en otro lugar, pero algo hace que cambien de idea. Todas aquellas personas
con las que se cruzan por la calle les confunden con verdaderos policías. ¿Qué más
se puede pedir? Lo que empezó como un juego, se les acaba yendo de las manos,
Ryan incluso llega adquirir un coche patrulla. Pero no es oro todo lo que
reluce, curiosidades o, más bien, casualidades de la vida, se ven involucrados
en un peligroso caso de policías corruptos y mafiosos.
Parece
que los guionistas han decidido darle un giro de 180º. Hasta ahora siempre eran
los policías quienes se disfrazaban para no ser identificados y poder resolver
un caso peligroso (véase: Dos rubias de pelo en pecho o Esta abuela es un peligro).
En esta ocasión parece que el cine negro pasa a ser cómico, siendo dos personas
de a pie las que se meten el papel de la autoridad para resolver un caso por
sus propios medios y sin preparación previa.
En
algunos momentos, la trama se va totalmente de madre, muchas escenas se hacen pesadas
e innecesarias. En diversas ocasiones rozan la estupidez de Dos tontos muy tontos sin llegar a ser
tan extremos. Se nota que algunas escenas se han rodado para alargar metraje.
Por otra parte hay que reconocer que tiene sus puntazos, algunos son muy
simples pero con otros te ríes aunque no quieras. La música es un puntazo, la
escena con el breacking ball
de Miley Cyrus es brutal, sin duda es para ser recordada. La última vuelta de tuerca que se sacan de la manga, se podría decir que es el desenlace más justo. Que no os extrañe si acaban anunciando una secuela.
Una
sorpresa ver en esta comedia a Nina Dobrev, aunque seguramente la veremos más a
menudo por la gran pantalla. Su interpretación de diversos personajes femeninos
dentro de la serie vampírica de televisión Crónicas Vampíricas, le ha valido
para darse a conocer y abrir nuevas puertas. Un icono también de la moda, sin
duda su carrera esta empezando a despegar. Aunque en este mundillo nunca se
sabe, tan pronto puedes estar arriba como abajo.
Es
recomendable sin duda, nunca viene mal echar unas risas, eso sí, no tratéis de
imitarlos porque seguramente no os saldrá tan bien la jugada.
Nota: 3
/ 5
Lo
mejor: la desternillante escena acompañada de la canción de breacking ball, sin
duda para ser más que recordada. Un buen final para una película cuyo comienzo no le hace justicia.
Lo
peor: demasiado metraje con escenas más que innecesarias que hacen que en
algunos momentos se haga bastante pesada.
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