Ciertamente
todo comenzó en Mistic Falls con el trio amoroso de Stefan, Damon y Helena. Por
esas vueltas que da la “vida”, dentro de esta dramática historia, entraron en
escena los vampiros originales. ¿Qué es lo que pasa cuando unos personajes que,
a primera instancia, eran secundarios pasan a ser más relevantes que los
protagonistas principales? Esta claro, que se merecen su propia serie.
Todas
las vivencias, aquello que les llevó a mantenerse unidos y a traicionarse
mutuamente pero a pesar de todo seguir queriéndose. Había mucho jugo para sacar
y volver a enganchar al espectador.
En esta
primera temporada, nuestros principales protagonistas son Klaus, Elijah y
Rebecca. La “feliz familia” regresa a la ciudad de Nueva Orleans, el hogar que
ayudaron a construir y que llamaban suyo pero del que tuvieron que huir. Ahora
es el vampiro Marcel (hijo adoptivo de Klaus) quien controla todo, tanto a los
habitantes humanos como a los sobrenaturales. Aunque hay que decir que toda la
acción se concentra por lo general en el barrio francés.
Dentro
de todos los complots, traiciones y planes para el control total de Nueva
Orleans, que Kalus (quien sino) trata de llevar a cabo, se desarrollan varias
historias secundarias, la más importante de todas es que Hayley, la mujer lobo
esta embarazada y nada más y nada menos que del propio Klaus. ¿Tendrá nuestro
impasible y cruel híbrido restos de humanidad en lo más recóndito de sus
entrañas?
La
evolución que llevan los personajes principales en esta serie es excepcional,
si en algún momento y por cualquier circunstancia les tenías algún tipo de
manía, esta desaparece. Comienzas a entender muchas cosas que explican el
origen de su comportamiento, puedes sentirte en algunas ocasiones identificado
con ellos. De hecho odiaréis menos a Klaus, le cogeréis un especial cariño a
Rebecca y desde luego, os encantaran esos vacíos legales de Elijah que le dan
libertad para tomarse la “justicia” por su mano.
Para no
romper con la base que les vio nacer, si, me refiero a Crónicas Vampiricas, la
estética de la serie es la misma. Los decorados, el ambiente, el vestuario, la
forma de rodar… cuidan hasta el más pequeño detalle. Pero sin duda resulta muchísimo
más interesante, además y de momento, todavía no han empezado a liar a mala
conciencia la trama central.
Bueno,
siendo también un poco justos con lo que nos ofrece, sigue siendo más de lo
mismo, paseo por la pantalla de gente guapa, sexo, hormonas disparadas,
triángulos amorosos, muerte, acción… da igual que se repitan porque si
consiguen engancharte desde el principio ya lo tienen todo hecho. Además de que como series de vampiros se
llevan la palma, ya que en cierto modo han roto con esa imagen que nos ofrecía
Crepúsculo. Pero en estos temas digamos que hay demasiados “vacíos legales”. De
eso Elijah es el que más entiende.
Esta
primera temporada ha tenido una enorme acogida que ha dado lugar a una segunda
que ya se esta emitiendo. No os va a dejar indiferentes.
Nota: 8’5
/ 10
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